sábado, 7 de diciembre de 2013

El Tiro con Arma Larga

Se utilizan las tres posiciones clásicas del tiro
con armas largas: Tendido, de pie y de rodillas. El orden de la tirada en cuanto
a posiciones es necesariamente el descrito.



EL MOMENTO DEL DISPARO

La partida del disparo de un arma larga hacia el blanco precisa tres\r\nfa­ses: mantener el arma inmóvil, apuntar y apretar el disparador.\r\nEstas fases están estrechamente re­lacionadas entre si y determinan la calidad del disparo. El tirador expe­rimentado esta perfectamente al co­rriente de estas cosas, pero dema­siado frecuentemente olvida la ejecución precisa, porque cree que ciertas modificacio­nes individuales no tienen gran importancia en relación a la estabilidad de su propia posición.

La experiencia de los grandes campeones ha demostrado que a cada problema nacido de estas tres fases corresponde una solu­ción adecuada,\r\nuna que puede ser la mejor o la menos buena. Cada uno de estos tres aspectos del tiro presen­ta una serie de dificultades, pero los tiradores y entre­nadores experimentados los han superado\r\nfrecuente­mente con medidas que permiten al individuo el dar lo mejor de si mismo.
Mas ¿cuáles son por consiguiente, estos problemas que rigen la salida del disparo y có­mo pueden ser resueltos?\r\nEl principio básico de la salida del disparo reside en la inmovilidad del ar­ma. Este es el factor predominante pa­ra determinar el valor del\r\nimpacto. Lo mismo que una armonía perfecta de la puntería y del\r\nmovimiento del dispa­rador no pueden reemplazar una ma­la posición del arma. La inmovilidad deseada depende, en primer lugar, de la posición\r\ndel cuerpo.
La mayor par­te de los tiradores saben que asimismo un principiante podría aprender en po­co tiempo los elementos de una\r\ncorrecta posición, que proporciona al cuerpo la posibilidad de mantener\r\nel arma perfectamente inmóvil. Pero sólo un entrenamiento físico de\r\nlarga du­ración con el arma permite efectiva­mente alcanzar este\r\npropósito. Du­rante los ejercicios de inmovilidad, hay posibilidad de\r\nresolver al mismo tiem­po el problema de la posición de tiro y de la\r\nposición del arma.\r\n
La posición de tiro no debe ser modificada. Para sostener la\r\nestabilidad de una po­sición durante cierto tiempo, la que de­be ser\r\nrigurosamente mantenida para cada serie, una\r\nvez comenzados los disparos de ensayo, las manos, los pies y el cuerpo\r\ndeben quedar en el mismo sitio siempre los unos respectos a los otros.\r\nLo ideal seria entonces, para ob­tener un resultado de precisión, el\r\npo­der mantener el arma siempre empu­ñada mientras dure la tirada. Esto\r\npodría hacerse para una serie de 10 dis­paros, pero no para la duración\r\nde una prueba de una competición de normas internacionales, que\r\ncomprenden 40 disparos de concurso y 10 de ensayo en cada posición.\r\nPor ello, una preci­sión insuficiente no puede obtenerse mas que con un\r\nexceso de cuidado y de trabajo dedicado a cada disparo, porque los\r\nperíodos de atención pro­vocados por el cambio de blancos, el viento,\r\nla fatiga física y los nervios fuer­zan al tirador a descansar su arma\r\ndes­pués de cada disparo.
Para poder vol­ver a tomar la misma posición\r\nde tiro, el concursante debe desarrollar y cum­plir una serie de\r\nmovimientos defini­dos, teniendo cada uno un fin preciso y eficaz. La\r\nposición de descanso del arma debe ser siempre la misma después de cada\r\ndisparo, que debe ser apoyada so­bre el camastro o suelo en la posición\r\nde tendido, sobre el muslo, en la po­sición de rodillas o sobre el\r\nbanco en la posición de pie. Los movimientos de los brazos, de la\r\ncabeza y del cuerpo serán repetidos cada vez con la misma exactitud.\r\nLo mismo se ha de decir de todos los movimientos para llevar el arma a\r\nla linea de tiro (es conveniente el hacerlo de abajo a arriba; sin\r\nem­bargo, la dirección es menos impor­tante que la necesidad de\r\naproximar-se despacio a la visual y siempre en el mismo sentido). Una\r\nvez el arma colocada en direc­ción del blanco, el tirador se dedicara a\r\ncontrolar los diferentes puntos que le indican una posición correcta y\r\nsi se puede empezar a tirar: ¿La correa por­ta-armas estará\r\nsuficientemente ten­sa? ¿El peso del cuerpo esta razonablemente\r\nrepartido sobre todos los puntos de apoyo? ¿Los músculos de los brazos\r\nestán correctamente puestos a contribución? ¿La cabeza esta en su lugar\r\nhabitual sobre la culata? Todos estos movimientos y controles deben ser\r\nrepetidos hasta que el tirador se sienta a gusto, lo que puede\r\ngeneral­mente obtenerse, con un ligero endere­zamiento de la cabeza, un\r\ndesplaza­miento del brazo o de un pie, o también por una modificación\r\ndel re­parto del peso del cuerpo. Pero el tira­dor jamas deberá tener\r\nun disparo an­tes de que sienta que cada cosa está en el sitio en que\r\ndebe estar, porque el éxi­to exige la perfección en los detalles mas\r\níntimos.
Examinemos ahora el trabajo mus­cular necesario para mantener\r\nel ar­ma. Hasta el momento se había reco­mendado el relajar los\r\nmúsculos al maximo y servirse del conjunto óseo o esqueleto y de los\r\nligamentos para sos­tener el peso del arma. Esta idea pue­de, sin\r\nembargo, conducir a una interpretación errónea, porque muy pocos grupos\r\nmusculares son puestos a con­tribución, ni siquiera pasivamente, an­tes\r\nde la salida del disparo, tales como los de la espalda y los del brazo\r\nizquier­do, en el tirador que tira con el brazo derecho, es decir, no\r\nes zurdo. Es pre­ciso añadir que un músculo jamás es­tá totalmente\r\nrelajado, sino solamen­te más o menos tenso.
La experiencia demuestra\r\nque cuanto más relajado es­tá un músculo, tanto más grande es el\r\npeligro de un movimiento involunta­rio del arma, porque puede\r\nreaccionar espontáneamente bajo el influjo ner­vioso provocado por un\r\nruido, el re­troceso del arma o la tensión de la competición. Por lo\r\ntanto, es preferi­ble mantener el sistema muscular ba­jo una ligera\r\ntensión, a fin de disminuir el riesgo de movimientos intempesti­vos.\r\nCiertos músculos, tales como los de las piernas en posición de pie y de\r\nla espalda en posición de rodillas, efec­tivamente deben estar\r\ncompletamen­te contraídos. En principio, cada músculo debe acusar\r\nsiempre un cierto to­no determinado por el trabajo necesa­rio para la\r\nestabilización del arma. Es preciso el interrumpir la respira­ción\r\ndurante el tiro, pero es inútil el lle­nar los pulmones a la mitad o a\r\nlas tres cuartas partes de su capacidad, por­que tendrá que ejecutar un\r\nesfuerzo suplementario para expulsar el aire vi­ciado. Respirando\r\nnormalmente, el ti­rador observara que este movimiento se detiene de\r\nforma natural en un mo­mento dado, que elegirá justamente para retener\r\nsu aliento. En este estado de reposo, los pulmones contienen aun\r\nsuficientemente aire fresco, para la du­ración de la salida del\r\ndisparo.
Es esencial que el tirador tenga una tensión muscular\r\nconstante desde el momento en que retiene su aliento hasta la salida\r\ndel disparo. Él prepara así su sistema nervioso para comba­tir todo\r\ninflujo nervioso\r\nnefasto a la in­movilidad de su arma. Con unos refle­jos condicionados\r\ny un entrenamiento intenso, estos movimientos, mil veces repetidos,\r\nalcanzaran un hábito im­plantado en el subconsciente y el tira­dor no\r\nse dará cuenta más que en el momento en que uno de los elemen­tos\r\nfalle. Una vez el arma puesta en po­sición, el tirador no piensa más y\r\nse en­cuentra sobre el momento en que, después de haber retenido su\r\naliento, el punto de mira se encuentra a punto para apretar el\r\ndisparador. Para obtener un 10 con gran pro­babilidad, también el ojo\r\ndebe perci­bir bien la línea ideal de mira con las correcciones\r\nrelativas al punto de im­pacto previsto. La puntería es facilita­da en\r\ngran manera por una posición correcta de la cabeza, la utilización de\r\nun diópter adecuado y la aplicación de la técnica de puntería más\r\nfavorable al ojo. Para beneficiar al máximo la capa­cidad visual, es\r\npreciso tener en cuen­ta el desenvolvimiento de las posicio­nes de\r\ntiro. Una vez alcanzado este objeto, el tirador mantendrá por completo\r\nsu cabeza, en forma natural en buena posición, ni hacia los lados ni\r\nhacia delante, sin fatiga para el ojo, como lo es el caso del que mira\r\npor debajo de las cejas o por encima de la nariz.\r\n

Sistema de puntería.

El próximo factor de la puntería com­prende el\r\nsistema de apuntar. El díóp­ter es en esencia un instrumento me­cánico,\r\nque debe, sin embargo, ser extremadamente preciso y constante y ser\r\nsuficiente para las muchas exi­gencias de principal importancia. De tal\r\nforma es así,\r\nque el diópter deber ser fácilmente movible, las correccio­nes en\r\naltura y en deriva precisas y se­guras. A cada muesca de sus mandos\r\ndebe corresponder un efectivo des­plazamiento de la mira, control que\r\npuede hacerse muy fácilmente con una lupa. Así que el diópter que no\r\nobedezca al desplazamiento de la muescas en los dos sentidos debe ser\r\nreparado inmediatamente o tirado a la chatarra.
Además, el mando de\r\nderiva debe encontrarse por el lado de la mano que acciona el\r\ndisparador, lo que es esencial para efectuar las co­rrecciones de forma\r\ninmediata, como lo es en el caso de un cambio de di­rección o la fuerza\r\ndel viento. Lo es­trecho de las muescas de corrección ha dado ya lugar\r\na numerosas discu­siones y controversias. Existen diópte­res que\r\npermiten una corrección de 1/8 de minuto angular por muesca o clic,\r\npero en la practica el limite infe­rior no debería sobrepasar 1/4 de\r\nmi­nuto, porque las correcciones más pe­queñas no son casi\r\nperceptibles. Así, resulta que el tirador hace general­mente unas\r\ncorrecciones en deriva in­suficientes.
Numerosos aparatos de puntería\r\nson construidos de tal forma que la mi­ra se encuentra\r\ndemasiado lejos de los puntos de fijación de aquéllos al arma, lo que,\r\nen caso de que exista algún juego u holgura, multiplica los errores que\r\nse produzcan. Con un control minucioso y periódico de la fijación, este\r\nriesgo pueda ser prácticamente elimi­nado.\r\nPor razones psicológicas idóneas a la puntería, el túnel no debe\r\nsobrepa­sar ciertas dimensiones, a saber, alre­dedor de 15,875 mm. de\r\ndiámetro in­terior y alrededor de 22,225 mm. de diámetro exterior.
El\r\ntirador se con­centra principalmente sobre lo que ve a través del\r\ntúnel, mientras que la zo­na comprendida entre el borde exte­rior del\r\ntúnel y la abertura de la mira entra en el dominio de la visión\r\nperi­férica. Si la sección del túnel es dema­siado grande, el tirador\r\npercibe, ade­mas de sus elementos de puntería, otros elementos\r\nsuperfluos propios pa­ra molestarle y distraerle, sobre todo tirando a\r\n300 metros, donde pueden aparecer en su campo visual varios blancos.\r\nBien claro está que tales fac­tores tienen una influencia negativa y\r\nnefasta sobre la\r\nconcentración y la precisión de la puntería. La utilización de un túnel\r\ndemasia­do largo con el fin de disminuir los errores de puntería que\r\npuedan pro­ducirse a causa de la visión entre el borde exterior del\r\ntúnel y la abertura de la mira, es igualmente peligroso, porque impide\r\nver el numero del blan­co. La longitud del túnel debe ser tal que sus\r\nextremos disten del punto de mira por lo menos 25,4 mm., con ob­jeto de\r\nproteger este último de la lu­minosidad indeseable que pueda alte­rar\r\nla imagen a apuntar. Igualmente es muy práctico proveer el túnel de un\r\nni­vel, a fin de que el arma tenga siempre la misma posición con\r\nrespecto a la ho­rizontal, a condición, claro está, de ha­cer el\r\ncontrol antes de la puntería pro­piamente dicha.\r\n

Punto de mira anular o barra?

La elección de la clase de punto de mira\r\nno es cuestión de preferencia personal, porque tanto el punto de mira\r\nanular como el de barra tienen sus ventajas y defectos que es\r\nnecesa­rio tener en consideración. Así, para una mala visibilidad, como\r\nla que\r\nge­neralmente se encuentra en las galerí­as cerradas, con visera que\r\ndesciende muy baja, el punto de mira anular es el más ventajoso, lo\r\nmismo que para una puntería y un tiro rápido.
Ademas, el principiante\r\naprende más fácilmen­te el uso del punto de mira anular que el de\r\nbarra. Las dimensiones del pun­to de mira anular no deben ser ni\r\nde­masiado pequeñas (nunca menos de 3,2 mm.) ni demasiado grandes\r\n(nun­ca mas de 4,2 mm.). Una abertura de­masiado pequeña favorece los\r\nerrores de puntería, porque el tirador no pue­de tomar perfectamente la\r\nvisual mientras se concentra en la salida del disparo, sobre todo en\r\nposición de tiro de pie. Un anillo demasiado grande es igualmente\r\ndesfavorable, porque el ti­rador no puede en absoluto discernir lo\r\nsuficientemente rápido si el blanco está bien en el centro de la\r\nabertura del punto de mira.

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